Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí. (Josué 2:1)
¿Conoces a Rahab, una mujer pagana y además prostituta? Al vivir sobre el muro de la ciudad (v.15) su casa era propicia para una huída rápida, en caso de que los espías que Josué envió a reconocer a Jericó lo necesitaran.
Su “profesión” le brindó la oportunidad a los espías de acampar allí, al tiempo que ser alcanzada por la misericordia de Dios. Rahab es una prueba más de que Dios no rechaza a nadie. No hay corazón demasiado duro ni sucio que la gracia de Dios no pueda alcanzar, transformar y usar.
En efecto, su transformación fue radical. (Josué 2:8-21)
1. Ella cree en el Dios Soberano y Todopoderoso.
2. Cree en un solo y único Dios del Universo.
3. Cree en un Dios Santo y Justo.
4. Cree en un Dios Misericordioso que bendice a su pueblo.
5. Implora salvación personal y la de su familia.
6. Cree en la palabra de los espías.
7. Su obra evidenció su fe.
8. Aceptó correr riesgos muy grandes.
9. Actúa de acuerdo a su fe y convicción poniendo un cordón color grana en la ventana.
De esta preciosa historia aprendemos que:
1. La salvación se adquiere por fe.
2. Dios aplica la salvación inmediatamente.
3. La salvación produce obras de fe y convicción.
4. Las obras hacen visibles y evidentes nuestra salvación.
5. La salvación nos interesa por la salvación de otros.
6. La salvación produce una vida de obediencia.
7. Dios se glorifica en la vida del creyente.
8. Dios usa a quien le place para cumplir sus propósitos.
9. Dios provee para y cuida de sus hijos.
10. Dios nos da gracia delante de otros.
11. Dios tiene control aun de las circunstancias más adversas.
12. La fe sin obras es muerta.
¿Cuales obras de fe adornarán tu vida hoy?
Oración: Amante Padre Celestial, gracias porque Tú eres Señor arriba en los cielos y abajo en la tierra. Tu soberanía sobre nuestras vidas y las circunstancias que la rodean son impresionantes. Gracias porque como Josué a Jericó, Tú penetraste mi corazón y hoy puedo ser contada como hija Tuya. Que mi vida pueda evidenciar Tu poder transformador a través de mis obras de fe. En el nombre de Jesús, Amén.
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