Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no;… (Mateo 5:37)
¿Cuánto es demasiado? Esta es una pregunta difícil de contestar para nosotras las mujeres. ¿Cuándo podemos decir que estamos haciendo demasiado? Bueno, alguien dijo alguna vez: “Si estas demasiado ocupada… estas, demasiado ocupada”. Tiempo de limpiar nuestra lista de ocupaciones.
Como mujeres, padecemos del síndrome de burrito de carga, estos es; querer complacer a todos, de modo que en ocasiones nos hacemos indispensables para el buen funcionamiento del hogar. En aras de la responsabilidad y dejándonos dominar por nuestro perfeccionismo, se nos olvida con suma facilidad que el hogar es una sociedad: comunitaria, complementaria, cooperativa y compuesta de integrantes con sus respectivos roles y funciones. Cada quien debe… es necesario… que realice el suyo. Nunca se nos pidió que lo hiciéramos todo.
Dada nuestra capacidad multifacética, nos llenamos de ocupaciones y compromisos de modo que no nos queda tiempo para nosotras:
- Orar
- Descansar
- Leer la Biblia
- Congregarnos fielmente
- Arreglarnos
- Estar con la familia
- Hacer alguna actividad que nos gusta
- Crecer
Olvidémonos del “nadie lo hará o nadie lo hará bien” y aprendamos a: ser flexibles, delegar, dar participación a otros, dejar que otros se expresen y hagan las cosas a su manera, dar gracias por la colaboran de otros, y a no ser esclavas de nuestros afanes y espíritu perfeccionista.
Liberémonos de la turbación que trae el afán, con lo cual nadie ha podido añadir a su estatura un codo. Bástele a cada día su propio afán y aprendamos (sin llegar al extremo del descuido) a decir simple y firmemente: ¡NO! al exceso, y ¡SI! A la ayuda.
Oración: Señor, ayúdame a deshacerme de este espíritu de complacencia, temor y afán. Enséname a confiar y dar participación a otros, y sobre todo, a tomar tiempo para mi descanso y crecimiento espiritual. En el nombre de Jesús, Amen.
Alabanza Sugerida: Tu Palabra, MGandara – http://www.youtube.com/watch?v=nogr1M_4Z20