¡Muuuuy bien!… ya hemos regresado de nuestos respectivos “Selahs” navideños, continuemos pues con nuestras consideraciones sobre el Libro de los Salmos.
El Salmo 2, cuya autoría se atribuye al Rey David, ha sido clasificado como uno de los Salmos Mesiánicos, dada su alegoría y referencia al reinado de Jesús y su victoria al final de los tiempos. Algunos maestros de la Palabra concuerdan que David escribió este Salmo como motivo de la coronación de un Rey de un gobierno vecino.
En muchos de nuestros países hispanos, como también en los Estados Unidos, el pasado año fue uno de elecciones en donde cada ciudadano votó para elegir el candidato como presidente para su país. Muchos inclusive acabaron teniendo mujeres en la presidencia o vice presidencia. Un fenómeno que en Latinoamérica se produce cada vez con mas frecuencia.
Acaloradas discusiones producen las elecciones. Sobre todo en casos en los cuales la opcion de candidatos deja mucho que desear, y en vez de votar por el mejor, hemos de votar por el “menos malo” (o “la menos mala”). Es por esto que al leer estos versos, se me ocurre que el mejor presidente o presidenta que un país pudiese tener, sería uno que pudiese apropiarse de los siguientes versos:
Salmos 2: 7-8: “Yo proclamaré el decreto del Señor: «Tú eres mi hijo», me ha dicho; «hoy mismo te he engendrado. Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; ¡tuyos serán los confines de la tierra!
Cuanto mas no quisieramos ser gobernados por alguien que siga los consejos y haga caso de las advertencias dados aquí por el Rey David:
Salmos 2: 10-12: Ustedes, los reyes, sean prudentes; déjense enseñar, gobernantes de la tierra.Sirvan al Señor con temor; con temblor ríndanle alabanza. Bésenle los pies no sea que se enoje y sean ustedes destruidos en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!
Amadas, perdemos el tiempo esforzándonos y discutiendo para que gane nuestro candidato favorito. Aun cumpliendo nuestro deber cívico, recordemos que ¡quien tiene la última palabra es DIOS! Desde ya, propongámonos en nuestros corazones cumplir el consejo del Apóstol Pablo:
1 Timoteo 2:1-4 “Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantesy por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad.”
¿Estás felíz con el presidente que ahora tiene tu país? ¡Pues intercede por él!.. ¿No estás felíz? ¡Intercede también! ¡Nuestra función como Maestras del Bien es justamente esa!..
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Hasta la próxima! Selah