“Había en el país de Uza un hombre llamado Job. Era un hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1).
Delante de los hombres puedo aparentar piedad, bondad y espiritualidad, pero cuando estoy siendo vista a través de la lupa de Dios, sale a relucir todo lo que verdaderamente hay en mi corazón.
¿Podría Dios describirme tal como lo hizo con Job? ¿Vería con buenos ojos mi corazón y mis pensamientos? Me parece que muy pocas de nosotras saldríamos aprobadas de este exámen. Dios no mira la apariencia, Él mira el interior, conoce cada íntimo pensamiento y ve lo más profundo de nuestro corazón. Él es… EL DIOS QUE NOS VE.
¿Estamos nosotras cultivando un corazón conforme a Dios? ¿Con cuales cosas hemos estado llenándonos? ¿Con malos pensamientos, enojos, fornicaciones, adulterios, hurtos, avaricias, engaño, envidia, maledicencia, maldades o soberbia? o por el contrario ¿Hemos llenado nuestra alma de lo que a Dios verdaderamente le agrada?
La Palabra de Dios afirma que el corazón es engañoso, «más que todas las cosas» y se ufana de santidad ante los hombres y ante Dios. Pero la Biblia es y será siempre el espejo en el cual podemos mirarnos y darnos cuenta de nuestra verdadera condición espiritual.
¿Queremos ser aprobadas por Dios? Él nos ha dado la clave para lograrlo en Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Pidamos cada día a Dios que su Palabra nos restaure, nos corrija y ponga en nosotras un corazón limpio, puro y sin mancha que glorifique siempre su Nombre.
Oración: Padre, lávame más y más de mi maldad y límpiame de mis pecados. En el nombre de Jesús, Amén.
Alabanza Sugerida: Tu Mirada, MWitt & JAR – http://www.youtube.com/watch?v=u-HM_7DVR6Q