Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. (Lucas 1:34)

Crecí en una época en la que agarrarse de la mano con un varón equivalía casi a casarse, y un beso en la mejilla a quedar embarazada. ¡Que inocencia! El amor era platónico, y el noviazgo supervisado. Lo normal era casarse y el orgullo de toda novia, como también del novio, era ¡llegar virgen y pura al matrimonio!

¿Cuál sería entonces el espanto de María – quien no conocía varón y apenas se había comprometido con José – al recibir la noticia del “ginecólogo” – el ángel Gabriel – de que estaba embarazada? Esta joven de carácter y moral intachable. Cualquiera no pensaría que estos valores nos calificarían para un alto llamado. Mas fue justo lo que a Dios le agradó de María (Lc 1:27-28, 30).

Lamentablemente “Pureza y Castidad” son términos perdidos y desconocidos para nuestras jóvenes. A temprana edad se les roba la pureza e inocencia con anuncios obscenos, programas eróticos, música indecente, bailes inmorales, relaciones lujuriosas, lenguaje censurable y vestimenta indecorosa. A destiempo e inapropiadamente nuestras niñas son introducidas al mundo de la perdición y la pornografía; vistiendo con poca ropa, moviéndose sensualmente, pronunciando improperios, participando en conversaciones adultas y practicando el sexo. Y todo ello con “mucho orgullo” y naturalidad.

Como cambian las cosas… Cuando era niña, yo era el centro de atención y cuidado de mi madre. Ella estaba personal y moralmente comprometida con mi inocencia, pureza y castidad. Su preocupación era que me desarrollara primero en las responsabilidades del hogar, la modestia personal, la afirmación de la feminidad y disciplinas propias de niñas – etiqueta y protocolo, urbanidad, cocina, limpieza, costura, ballet, etc. – para hacer de mí una “mujer verdadera” y luego a su tiempo, una profesional responsable, competente y con prioridades familiares.

Amada, tu casa es el taller y tú la profesora. ¿Que tal si retomamos las riendas y empezamos a monitorear y guiar el sano desarrollo de nuestra juventud? Devolvámosle la pureza y castidad. ¡Son nuestra responsabilidad y tesoro especial!

Oración: Padre, perdónanos por soltar las riendas con nuestras jóvenes. Gracias por las madres que se han ocupado de enseñarle valores apropiados a sus hijas. Ayúdanos a rescatar a las que se nos han ido de la mano y restaurar la enseñanza en las generaciones que siguen. Límpiame y renuévame para transmitir valores santos. En el nombre de Jesús, Amén.

Alabanza Sugerida: Renuévame, MWitt – http://www.youtube.com/watch?v=vMjGHGWvVAw


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