Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. (2 Cor 5:20)
Existen pecados graves. En realidad, a la perspectiva de Dios, todos son iguales, pero para nosotras unos pesan más que otros. La culpa en ocasiones es tanta que se nos hace difícil rebasar el pecado y perdonarnos a nosotras mismas, aun sabiendo que Dios nos perdona y limpia de todo pecado.
La Biblia registra un sinnúmero de pecados, y muchos de grandes hombres y mujeres de Dios. David, hablando de hombres es uno de ellos, y Eva hablando de las mujeres es una por excelencia. Lo maravilloso de ambos casos es que hubo lugar de parte de Dios para el perdón y la restauración. Sus vidas no quedaron sepultadas debajo de sus pecados, sino que después de la disciplina debida, Dios les brindó la oportunidad de volver a brillar por él.
Amadas, Dios está comprometido de pies a cabeza con el negocio de la restauración y reconciliación. Por ello envió a Jesucristo a la cruz; porque “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados” y como si fuera poco, “nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación” (2 Cor 5:19).
La desobediencia de Eva fue gravísima, como lo fue la negación de Pedro, el adulterio de David y la falta de fe de Abraham al tomar la sierva. Pero a ninguno desechó Dios. Después de la disciplina correctiva por su pecado, él los volvió a encaminar por sendas de justicia por amor de Su nombre (Heb 12:11).
No sé cual haya sido tu pecado pero recuerda que: “no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Heb 4:15). Como Pastor y Padre Amante está dispuesto a perdonar y restaurarte a la comunión con él y una vida de bendición. Aun queda mucho por hacer, hay tanto que aprender, y Dios no ha terminado contigo. Acepta su perdón, perdónate a tí misma, levántate, y no peques más.
Al final, pudimos ver los resultados del perdón y la restauración de David, Abraham, Pedro y Eva mediante los frutos de su justicia. Es hora ya de que veamos los tuyos.
Oración: Padre, perdona mis culpas y ayúdame a perdonarme a mí misma. Gracias por levantarme cada vez que caigo… y gracias por ser mi Buen Pastor. En el nombre de Jesús, Amén.
Alabanza Sugerida: No Ha Terminado Conmigo, RGonzález – http://www.youtube.com/watch?v=jiTeb84HanM