Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habito primero en tu abuela Loida, y tu madre Eunice, y estoy segura que en ti también (2 Timoteo 1:5).

El Apóstol Pablo escribiendo a Timoteo le recuerda de su familia; Loida, la abuela, y Eunice, su madre, que fueron cristianas. Por medio de su familia Timoteo había confiado y puesto su fe en Cristo.

Si nos enfocamos en la fe de su abuela Loida, no sabemos mucho de ella, pero si sabemos que ella tenía su fe puesta en Jesucristo y que la compartió con su hija Eunice.

La experiencia de Loida con Cristo fue tan genuina que Eunice, madre de Timoteo, también recibió a Cristo como su Salvador. Así Timoteo tuvo la oportunidad de aprender de Cristo a través de su abuela Loida y su madre Eunice.

Pablo en este pasaje nos enseña la herencia de una abuela cristiana. No podemos heredar la salvación, no obstante, la  herencia más preciosa que podemos dar a nuestros nietos es un hogar donde Cristo es conocido como el único camino de salvación.

Loida tenía una fe genuina no fingida. Algunas abuelas les hablan a sus nietos de la fe en Cristo pero no le dan un testimonio vivo esa fe. Pablo evidencia y recordaba a Timoteo acerca de la fe vibrante de Loida en Cristo.

Amadas abuelas, nuestro testimonio en Cristo Jesús debe vivenciar de generación a generación, de tal manera que llegue a hacerse fructífero en la vida de nuestros nietos.

Oración: Amado Padre, Te pido que como abuelas nos ayudes a darles testimonio a nuestros nietos de la fe en Cristo Jesús que habita en nuestros corazones, y que así mismo pueda habitar en ellos por medio del arrepentimiento. En el nombre de Jesús, Amén.

Alabanza Sugerida: Portador de Tu Gloria, ADelBosque – http://www.youtube.com/watch?v=gHTxXimSEFg


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