¿Qué, hijo mío?¿y qué, hijo de mi vientre?¿y qué, hijo de mis deseos? (Proverbios 31:2)
¡Tremendo! ¡Cuantas palabras hermosas y halagadoras de una madre a su hijo! Cuanta pasión. ¡Oh si las madres pudieran hablar más así a sus hijos! Hijo de mis deseos es literalmente “hijo de mis votos”. Seguramente esta madre hizo votos entregándole su hijo a Dios como Ana.
Las palabras de la madre de Salomón son más que suficientes para hacer a cualquier hijo sentirse amado y valorado por su madre. Hijo mío… Un hijo con sentido de pertenencia, deseado, y buen fruto del vientre.
Que diferente sería si todas las madres comprendieran la fortuna, belleza y privilegio que es poder concebir y tener descendencia. Los cuidados y amor de su madre le aseguraban a Salomón que “los hijos son herencia de Jehová y cosa de estima el fruto del vientre”. Fue Salomón quien interesantemente escribió el Salmo 127 que así reza en el verso 3. ¿Te das cuenta?
Este muchacho creció rodeado de tanto amor, consejos, cuidados, aprobación y enseñanzas que hicieron de él un hombre seguro, amante de la familia y temeroso de su Dios (Sal 127). He escuchado a algunas personas decirle a otras: “gracias a Dios que tu hijo te salió bueno”. Pues tengo para decirte que los hijos “no salen buenos”, se hacen a fuerza de mucho amor, enseñanza, sacrificios y disciplina. Ellos no son obra de la casualidad.
El crecimiento de Salomón fue tan provechoso que pone a disposición del público el caudal de enseñanzas de su mamá para que las madres tengan éxito en la crianza de sus hijos. Esta es la mejor carta de recomendación de y para una madre… la de un hijo.
Amada es como si Salomón te dijera a ti: “Mira, esto hizo mi madre y le funcionó. Yo soy su carta de recomendación y mejor ejemplo”. Salomón fue inspirado por Dios para escribir de sus propias experiencias desde la perspectiva de hijo para asegurarte que siguiendo las instrucciones recibidas por su madre, tú no tengas que inventar y tropezar aprendiendo por error, maltratando a tus hijos. Dios te ayude a así comprenderlo.
Oración: Dios y Padre bueno, gracias porque Tu Palabra está llena de consejos y dirección. Gracias por hijos que testifican de madres que hicieron bien su trabajo y recomiendan sus “técnicas”. Gracias por las madres que se ocupan sosegadamente en la buena crianza de sus hijos y les proveen una buena base espiritual y moral. Bendícelas y renueva sus fuerzas. Que sus hijos se levanten y la llamen bienaventurada. En el nombre de Jesús, Amén.
Alabanza Sugerida: El Padre Que Siempre Soñé, AZavala – http://www.youtube.com/watch?v=nnmfkz6A1iY