“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. (Isaías 9:6)

Isaías 9:6 ha sido llamado «El Evangelio condensado» porque en él se nos presenta la imagen casi completa de Cristo, desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura.

Primeramente nos habla de su nacimiento virginal: “Porque un niño nos es nacido…”. ¿Cómo nace un niño de una virgen, de una mujer que nunca había conocido varón? Esa fue una señal inequívoca de su identidad mesiánica y celestial: el milagro de su nacimiento virginal.

Segundo, nos habla de su origen divino: “… Hijo nos es dado”. El niño compartía la naturaleza humana al nacer de mujer, pero también la divina dada por el Padre, al ser engendrado por el Espíritu. Fue hombre, pero sin perder la esencia divina.

Tercero, poseía una estampa principesca y un linaje regio: “… Y el principado sobre su hombro…”. Cristo nació como príncipe heredero al trono real de su Padre. Por eso cuando Pilato le hace la famosa pregunta: “¿eres tú el rey de los judíos?”, la respuesta del Señor fue: “… Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido… ” (Jn 18:37). Nació príncipe y Dios lo exaltó como Rey del universo.

Cuarto, nos habla de su glorioso carácter y poder milagroso: “… Y se llamará su nombre Admirable”. Esto para que se cumpliera la profecía de Isaías 52:15 “Así asombrará Él a muchas naciones, los reyes cerrarán ante Él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído”.

Quinto, el texto señala la sabiduría divina. Por eso uno de sus nombres era: “Consejero”. Aquel que siendo el Logos de Dios traería palabras llenas de verdad y de ciencia (Lc 4:18).

Sexto, se nos revela su Divinidad: “Dios Fuerte”. Él fue la exacta expresión de Dios y la imagen misma de su sustancia (Heb 1:3, Jn 14:9).

Séptimo, nos habla de su eternidad y relación con los hombres: “Padre eterno”.

Por último, el texto nos habla del resultado de su misión: “Príncipe de paz”. Como Salvador vino a establecer la paz entre Dios y el hombre por medio de la cruz, y al perdonar nuestros pecados.

¡Qué maravillosa descripción nos hace Isaías! Ese es el Señor al que debemos aferrarnos y servir con devoción y entrega, todo este año y el resto de nuestras vidas. ¡El es Magnífico!

Oración: Padre Bueno, ¡Alabado seas Tú por nuestro glorioso Mesías! En el nombre de Jesús, amen.

Alabanza: Magnífico, Christine D’Clario – https://www.youtube.com/watch?v=gO9hOCs5QqA

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