“Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado”(Isaías 54:5).

Hoy te hablo a ti… aquella mujer que soñó con una familia completa y feliz pero que las eventualidades de la vida, ya sea por un divorcio, abandono del marido, malas decisiones o viudez te empujaron a convertirte en una madre soltera.

Así que por experiencia ya sabes que ser madre soltera, sin importar estatus social, nivel intelectual, cultura o nacionalidad es una de las tareas más difíciles que te ha tocado vivir. Eres la misma persona para hacer absolutamente todo en la casa; tu vida gira desde trabajar, asistir a reuniones de padres en el colegio, ayudar con las tareas cuando llegas agotada del trabajo, comprar alimentos, pagar las cuentas, hacer o dirigir las obligaciones propias del hogar, vigilar los hijos, ser juez, jurado, consejera, maestra, amiga… y así la lista parece interminable. Creo que la conoces muy bien, tanto como yo, pues lo vivimos cada día sin excepción.

Es muy diferente decir “Confío en Dios para criar a mis hijos” cuando tienes un compañero que comparte la responsabilidad de la crianza, una figura varonil que infunde respeto, seguridad y apoyo, un oído para escuchar y otros labios para aconsejar; a vivir esa confianza estando tu sola. A veces te sientes ser una súper mamá y otras veces simplemente piensas que las cosas “se te van a salir de las manos”.

Cuando son pequeños, te parece que las fuerzas físicas no te darán para salir adelante y cuando crecen y tienen pensamientos propios que retan continuamente tu autoridad y están solo dispuestos a experimentar la vida desde su propia perspectiva, que irá definiendo su identidad más allá de tus propias órdenes, entiendes que las fuerzas emocionales se agotan con mucha facilidad.

Entonces te preguntas…. ¿Cómo puedo llevar a cabo con éxito estando soltera, esta tarea tan difícil que se llamar criar?

En primer lugar quiero recordarte que no estás sola, Dios se ha autoproclamado tu marido. ¡También es el mío! y Él ha prometido protegernos y cuidar de nuestros hijos como un padre. El mejor recurso que tenemos es la oración. No importa que las cosas no vayan tan bien como deseas, inclina tus rodillas cada día y levántate tu primero y luego a tus hijos hacia el cielo. Se agradecida y extérnale al Señor tus temores, platícale tus preocupaciones y aprende a esperar en él.

En este recorrer, nos equivocaremos muchas veces. La función de mamá no se estudia, se aprende con la práctica, y esta incluye éxitos y fracasos. Los hijos son la mayor y mejor escuela de la vida. No somos perfectas, pero si debemos de estar dispuesta a hacer cada día lo mejor que podamos, aprendiendo de los errores y levantándonos cada vez que caemos. Es una carrera que empezamos y solo la terminamos cuando partimos de este mundo.

Recuerda además que tener el control de los hijos, no depende de tener una pareja a tu lado. Aprende a poner límites, a ser afectiva, fomenta el dialogo y la confianza, se responsable, se congruente con lo que pides y prácticas, guíalo en los caminos del Señor y se tú el mejor ejemplo espiritual para ellos. Y si pasas por el doloroso sendero de ver a uno de tus pequeñitos alejarse de Dios, refuerza tus oraciones, ruega con más intensidad por su vida y espera en él. Dios ha prometido traer a cada hijo pródigo de vuelta a casa y tu hijo no será la excepción. Dios es fiel y cumple sus promesas.

La Biblia debe ser tu principal fuente diaria de sabiduría y consejería. Ella también ha puesto en nuestras manos a amigos que sean ayuda y consuelo. Búscate una amiga espiritualmente madura que te diga cuando estás haciéndolo bien y cuando debes de cambiar el rumbo por dónde vas. “Hay amigo más unido que un hermano” (Pr 18:24).

Amiga, mamá soltera… Cuando sientas que las fuerzas te fallan, simplemente exclama: “Señor, ayúdame, no sé cómo hacerlo sola”.Esta oración nunca falla y siempre trae en el tiempo de Dios respuestas sabias.

Dios está cerca de la madre soltera y siempre dispuesto a ayudarla en su maravillosa tarea de ser mamá.

Oración: Padre amoroso, a Ti encomiendo mi vida y la vida de mis hijos. Gracia por ser mi Salvador, mi protector, mi sustentador, mi proveedor, mi TODO. Gracias por cada hijo que has puesto en mis manos. Gracias por estar en cada situación y circunstancia de mi vida. Simplemente gracias. Te alabo, bendigo y exalto tu nombre. En el nombre de Jesús. Amén.

Alabanza Sugerida: El Padre Que Siempre Soñé, AZavala – https://www.youtube.com/watch?v=KF6Dfp07yWM


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