“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser” (1 Corintios 13:8).
Hace unos meses vi una película que me impactó. El argumento es el siguiente: una joven mujer, criada bajo principios cristianos, y casada con un buen hombre, busca empleo porque quiere ser exitosa como profesional. Tiene una oferta laboral donde será asesora de negocios de hombres muy ricos y generalmente sin escrúpulos. A pesar de lo peligroso que se ve, ella acepta el empleo.
A los pocos días, su cliente se propone seducirla sin importarle que ella lo rechace y le diga que es casada. De repente su esposo ya no es tan interesante y se vuelve pequeño ante la “grandeza” de éste hombre. Después de varios meses de intentos el incansable seductor logra su objetivo; paradójicamente comienza a rechazarla. Esto la enloquece y termina humillada a sus pies yéndose a vivir con él. Viven una vida de desenfrenos entre bares, alcohol y drogas. Su esposo trata de rescatarla; ella lo rechaza y le dice de ahora vive con un hombre espectacular. Un hombre que puede pagar todos sus anhelos y que no escatima para complacerla.
Ese hombre espectacular termina golpeándola físicamente, degradándola como persona y contagiándola de sida. La que pudo haber sido una hermosa historia termina en una mujer enferma, sin esposo y sin trabajo. Lo único bueno de ese final es que Dios, quien nunca abandona a sus hijas la sustentó con su amor, hasta el final de sus días.
Amadas hermanas, los espectáculos son preparados durante meses, pero solo duran unos pocos minutos o unas pocas horas. Que las luces de ningún escenario termine cegando nuestro entendimiento. Que podamos vivir con un corazón agradecido, las diferentes estaciones de nuestros matrimonios y de nuestras vidas. Que nuestro gozo no dependa de las personas que están a nuestro lado; sino de Aquel que dio su vida por amor a la nuestra, en un espectáculo que transformó la historia de la humanidad. ¡Que amor tan espectacular!
Oración: Señor no hay palabras para expresar nuestra gratitud por tanto amor. Un amor sacrificial, sin fingimiento, genuino, real, grande, puro, inmutable, eterno. Solo en Ti vamos a encontrar ese amor que llena todo nuestro ser. Ayúdanos a amarte tanto que se refleje en amor por nuestros esposos, por nuestros hijos, por nuestras familias, por nuestro prójimo y por los perdidos. En Cristo te lo pedimos. Amén.
Alabanza: Tu amor por mí, MWitt/MGándara – https://www.youtube.com/watch?v=5s8lc9RM8_4