“Corona de los viejos son los nietos, y la honra de los hijos, sus padres” (Proverbios 17:6).

¡La corona de las abuelas son los nietos!

Ser abuela es un gran privilegio que Dios nos da. Es la segunda oportunidad que tenemos para ser madres sin reproducir los errores que cometimos en la crianza de nuestros hijos por inexperiencia, desconocimiento, inmadurez o dejadez.

Los nietos son la corona que ganamos en la incansable lucha de la vida. Cuando el ocaso de nuestra existencia se acerca y la nieve de los años se manifiesta en nuestros cabellos, los nietos son esa corona preciosa que nos hace sentir como una verdadera reina. Ellos nos rodean de felicidad con ese amor sincero que fluye naturalmente de sus corazones infantiles y nos hacen redescubrir el significado de la palabra amor.

Ellos son la unión entre dos generaciones distantes que deja tanto a niños como abuelas una huella emocional permanente. Nada hay más satisfactorio que haber sido nieta, y después convertirse en abuela. Los “nietos” nos abren la puerta para reformular la relación con nuestros hijos. Con su llegada nos permite participar de la vida familiar de nuestros hijos, servirles, limar asperezas, enriquecernos personalmente, y estrechar los lazos familiares quizás una vez afectados.

Aunque en el esquema actual de la sociedad los abuelos han sido relegados a un segundo plano y casi ignorados, la verdad es que de acuerdo a las Escrituras las abuelas tienen el potencial de influir poderosamente en el alma de sus nietos. Loida dejó su huella espiritual en Timoteo, y de seguro Rut dejó su legado moral en la vida de David.

Es indudable que el apoyo emocional y psicológico que las abuelas prestan a sus nietos contribuye de manera positiva en su desarrollo. Se ha demostrado que a mayor nivel de participación de los abuelos mayor bienestar psíquico presentan los niños. Por lo tanto amada, incluye a las abuelas en la crianza de tus hijos. Y tú abuela, disfruta de tu corona y ¡esta etapa hermosa de la vida!

Oración: Gracias Padre por la corona de nietos que me has dado. Gracias porque son la coronación de mi labor como madre. Ayúdame a ser de honra para mis hijos y si en algo les he faltado, permíteme corregirlo ayudándoles en la crianza de mis nietos. Por Cristo, amén.

Alabanza: El No Te Abandonará, RCrooke -https://www.youtube.com/watch?v=ufDjyXpJ6rU

Compartir
Artículo anterior¿Escuchas Su Voz?
Artículo siguienteTodo Para Bien

Warning: A non-numeric value encountered in /home/customer/www/maestrasdelbien.org/public_html/wp-content/themes/Newspaper/includes/wp_booster/td_block.php on line 1009