“He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.” (Deuteronomio 11:26-28).
A todas nos encantan las ofertas dos por uno, más por menos y compre hoy y pague mañana. Pero cuando de nuestra vida se trata, estas ofertas resultan muy peligrosas.
El dios de este siglo; Satanás, siempre tiene este tipo de especiales. Él:
- Ofrece mucho
- Exige poco
- Gratifica instantáneamente
Dios a cambio:
- Es restrictivo
- Exige mucho
- Obra a largo plazo
Dos métodos muy diferentes. Esta era la disyuntiva en la cual a menudo se encontraba el pueblo de Israel, y que a menudo nos encontramos nosotras: Esperar en Dios o tomar el camino fácil. Al modo Suyo o al modo mío.
La espera de Dios tiende a desanimar a muchas, las cuales optan por las ofertas atractivas y a corto plazo del enemigo. Lo que él no les dice es que “todas” sus ofertas al final tienen un precio muy alto que pagar, mientras que las de Dios una remuneración llena de bendiciones, paz y de gozo.
Amada, aunque las urgencias de esta vida te puedan dar la impresión de que la oferta del mundo es la mejor opción, la Palabra de Dios nos asegura que las recompensas de Dios son las mejores, y valen la pena el costo y la espera inicial.
Oración: Gracias mi Dios por hablarme claro. Gracias porque contigo no hay sorpresas desagradables. Se que Tu camino es difícil, pero aliéntame al saber que no camino sola porque Tú estás a mi lado a cada paso del trayecto. En el nombre de Jesús, amén.
Alabanza: Al Final, LGoodman – https://www.youtube.com/watch?v=TKJ8GD8KefU
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