“Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con cuidado por tus rebaños” (Proverbios 27:23).
Jesús es el Buen Pastor. Como tal, conoce el estado de sus ovejas y mira con mucho cuidado por su rebaño.
Camino a la casa de Jairo y apretado por una gran multitud, una mujer con una imperiosa necesidad se le acercó por detrás con la intención de mantenerse anónima. Marcos 5:25-29 describe su situación:
- Tenía una grave enfermedad
- Padecía de su condición por doce largos años
- Sufría mucho
- Su condición empeoraba cada día
- Los médicos no daban con el problema
- Había probado todo
- Gastó todo lo que tenía
- Estaba en la pobreza
- Nada de lo que hizo fue de provecho
Y para rematar, su enfermedad la hacía ceremonialmente impura (Lv 15:19-23, 25-33), por lo que andar en público no era algo que podía hacer con frecuencia, como tampoco asistir al templo. Pero esta mujer marginada y aislada de la sociedad halló favor en la presencia de Jesús, y por primera vez fue reconocida y aceptada públicamente. Lo mejor de todo es que más que sanar su cuerpo enfermo Jesús sanó su corazón herido por doce años de repudio.
El clima de aceptación y compasión que Jesús mostró hacia ella la llevó a postrarse a sus pies y confesar toda la verdad (v.33), dando así testimonio público de su fe. Las tiernas palabras de afirmación de Jesús fueron: “Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote” (Mr 5:34).
Oración: Señor gracias por quitar mi temor y vergüenza. Por enmendar mi corazón y afirmarme en Tu amor. Ayúdame a reconocer el estado de quienes sufren, a ser compasiva y afirmarlas como Tú a mí. Por Cristo, amén.
Alabanza: Solo Cristo, Hillsong – https://www.youtube.com/watch?v=y3oPT_z7mlE
Violeta Guerra para Maestras del Bien – © 2016 www.maestrasdelbien.org