“…, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5: 25).
¡La iglesia es personificada en la Biblia como una mujer! Como la novia de Cristo.
Como tal, goza de privilegios y distinciones, pero tambien de responsabilidades. Muy aparte del respeto que otros le deben, ella misma debe autorespetarse y personificar en toda su vida: el valor, la santidad y la dignidad que caracterizan al cuerpo de Cristo; la Iglesia. De ahí la contínua amonestación a vivir como mujeres santas y piadosas (1 Tm 2:10).
Es asombrosa las similitudes que existen entre ambas:
- Así como la iglesia da vida a los muertos en delitos y pecados, la mujer tiene el privilegio de engendrar nuevas vidas (Gn 3:20).
- Así como la iglesia tiene el mandato de hacer discipulos; y los nutre, sana, restaura, y equipa, así la mujer tiene el mandato de instruir a sus hijos en los caminos del Señor e igualmente nutrir, criar, enseñar, restaurar y reprender a sus hijos para formar hombres y mujeres piadosos, que sean luz en medio de las tinieblas, y sirvan como agentes de preservación en la sociedad.
- Así como la iglesia es un refugio y hospital del alma, así lo es tambien el corazón de la mujer.
- Así como la iglesia es amada y sostenida por Cristo, la mujer debe ser amada y sostenida por su esposo.
¡Que honor tan grande es ser comparada con la función y el valor de la iglesia de Cristo! Vivamos de acuerdo a ello.
Oración: Padre gracias por mostrarnos nuestro valor a través de la imágen de la iglesia. Ayúdame a vivir con la misma integridad que debe existir en tu casa de oración, y ser una digna representante de ella. Por Jesús, amén.
Alabanza: No Hay Lugar, CD’Clario – https://www.youtube.com/watch?v=SQhXZo_YHdg
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