Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:26-27).

Génesis 1:26-27 nos enseña que:

  1. Dios nos creó
  2. Nos hizo a Su imágen y Su semejanza, y
  3. Nos hizo tambien a imágen de la Trinidad

Que Dios nos haya creado es importante.

Primero, porque Dios no crea nada inservible, por simple decoración, o para que hayan mas personas en el mundo. Y,

Segundo, porque implica que él es nuestro Conceptualizador, nuestro Diseñador y nuestro Hacedor.

De manera que, Dios no solo pensó al hacernos, sino que nadie conoce: Para qué fuimos creadas, conforme a qué fuimos diseñadas, cómo funcionamos mejor, ni la extensión de nuestro valor, mejor que él. Y por otra parte,  él tiene todo el derecho de asignarnos el valor que él así ha determinado.

Que Dios nos haya hecho “a Su imagen y semejanza” es de valor.

Creadas en la semejanza de Dios hace que nuestro diseño sea único y especial. Poseyendo elementos de Su personalidad, de Su carácter y de Su ser, aunque en un grado muy inferior al Suyo.

Primero, aunque esa “semejanza” nos da un parecido extraordinario con Dios, no nos hace “Como Dios”, como le sugirió Satanás a Eva.

Segundo, aunque compartimos la semejanza de Dios “con el hombre”, no somos ni podemos ser “como el hombre”, como sugiere el movimiento feminista. Nuestro orgullo radica en parecernos as Dios que nos creó y no al hombre.

Que nos haya hecho “semejante a la Trinidad” es fundamental.

Esa semejanza es de índole relacional. Nos enseña acerca de nuestro rol y la manera en que debemos funcionar e interactuar con el hombre.

Que bendición la nuestra, la de haber sido creadas “por Dios y semejante a él”. No hay mejor parecido al que nosotras podamos aspirar, ni mayor valor que el que eso nos pueda asignar.

Oración: Gracias Padre por haberme creado y hecho a Tu imagen y semejanza, y la Trinidad. Gracias por el valor que eso me confiere, y porque no disminuye ni es determinado por los hombres ni las circunstancias, por adversas y vergonzosas que estas puedan ser. En Cristo Jesús, amén.

Alabanza: El Padre Que Siempre Soñé, AZavala-  https://www.youtube.com/watch?v=cQTqAWhPCaw

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