“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a… consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado …” (Isaías 61:1, 3)

Todas tenemos partes de nuestra vida que deseamos borrar y olvidar. La siquiatría trata de lograrlo aunque sea momentáneamente por medio de narcóticos. No obstante, cuán difícil es eliminar permanentemente ciertos recuerdos.

Pérdidas, abusos, violaciones, maltratos, vergüenzas, ofensas, bochornos y engaños, a menudo circulan por nuestra cabeza agobiándonos y llenando nuestro corazón de dolor. Muchas quisieran una píldora mágica que restaure su pasado y corazón herido. Pero a menos que afrontemos resueltamente y de frente nuestras experiencias, ellas seguirán siendo una carga cada vez más difícil de sobrellevar.

  • Primeramente necesitamos pedirle a Dios que nos liberte (Jn 8:36).
  • Segundo, necesitamos perdonar a nuestros ofensores (Col 3:13).
  • Tercero, debemos someternos a un proceso de sanación interior mediante la oración, el estudio y meditación de la Palabra, y conversaciones con consejeros, amigos y familiares que con amor y un oído atento estén dispuestos a escucharnos, y permitirnos sacar todo el bagaje de nuestro sistema.

Amada, no pienses en tus carencias, no te retraigas del mundo, y no recurras a narcóticos, alcohol o medios artificiales. Más bien enfócate en tus bendiciones, rodéate de buenas amistades, apóyate en Dios y sirve a otros. Dios tiene una manera muy particular de sanar nuestras heridas, utilizando el quebranto y las experiencias adquiridas para bendecir a otras que sufren y tienen dificultad para salir del lodo cenagoso.

Cuando ponemos las cosas en manos de Dios y valientemente nos esforzamos, nuestra pesadilla y problema más grande puede volverse nuestro mayor milagro.

Oración: ¡Padre libértame! Perdono a mis ofensores. Vela mis sueños, y ayúdame a superar mi pasado y enfocarme en la oportunidad que Tú me das hoy. Consuélame. Dame gloria, óleo de gozo, y manto de alegría. Y rodéame de personas que me amen con pureza y sinceridad. Por Jesús, amén.

Alabanza: Salmo 84, DMontero – https://www.youtube.com/watch?v=_AZVG2uSorI

Violeta Guerra para Maestras del Bien – © 2016 Derechos reservados www.maestrasdelbien.org


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