«Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados» (Isaías 43:25).
Una joven a la que brindé orientación en mi iglesia, no comprendía el verdadero alcance del perdón del Señor Jesús. Ella y su prometido traspasaron la barrera del noviazgo y cayeron en la sutil trampa de la fornicación y como consecuencia su vida y testimonio fueron arruinados.
Aunque había confesado a Dios su pecado, contínuamente estas tristes escenas venían una y otra vez a su memoria, impidiéndole seguir con una vida saludable y felíz. No dudé en recordarle que el significado de la Cruz es que Cristo cargó todos nuestros pecados en su propio cuerpo y se olvidó de ellos para siempre. Somos eternamente libres en él.
Si decidimos vivir atadas al pasado, nunca lograremos vivir a plenitud y con toda libertad el presente. Jesucristo nos ha hecho libres de las cadenas de dolor y tristeza, no hay motivo alguno para seguir arrastrando el pasado doloroso. Con su sacrificio El nos abrió las puertas del gozo hacia una vida libre de todo remordimiento. Si tus eventos lastimosos son cosas del ayer, allí deben de permanecer.
Que tu pasado depositado en Cristo no te avergüence más. Libérate, vive una vida de santidad y nunca olvides el alto precio y la misericordia que le costó a Jesús perdonarte. Lo mismo que el Señor Jesús le dijo a la mujer que fue encontrada en pleno acto de adulterio te dice hoy a ti: VETE Y NO PEQUES MÁS.
Oración: Gracias mi Dios porque nadie puede acusarme hoy, porque Tú has arrojado mis pecados en el fondo del mar. Por Jesús, Amén.
Alabanza: Poema De Salvación, MWitt – https://www.youtube.com/watch?v=Lplblx9d6pM
Jeanette Lithgow para Maestras del Bien – © 2016 Derechos reservados www.maestrasdelbien.org