“… porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37).
Aunque dentro del planeta Tierra estamos regidas por leyes universales, Dios está por encima de todas ellas, sean físicas, químicas, matemáticas, espirituales, humanas o de cualquier naturaleza.
No hay enfermedad, dolor o dificultad que Dios no pueda vencer. El abrió el mar rojo, dio agua de la peña, detuvo el sol, convirtió el agua en vino, calmó las tormentas, y dio vida a muertos. ¿Cuánto más no podrá él hacer en la vida de simples mortales?
Jesucristo tiene la autoridad absoluta y el todo el poder para cambiar, mover, transformar o prosperar cualquier circunstancia. Solo tienes clamar, y él te responderá y mostrará cosas grandes y ocultas que tú no conoces (Jer 33:3).
Nuestro Señor es el Dios de lo imposible. El siempre tiene una salida. Lo mejor de todo es que él está presto para salir en tu rescate y no tardará en llegar a tu encuentro. Pero te dice: “Clama a mí, al tiempo que te garantiza: “yo te responderé” (Jer 33:3). Solo tienes que creer.
Oración: Padre mío ¿porqué desfallece mi corazón si te tengo a Tí? Perdóname y ven pronto a mi rescate. Tú sabes los pormenores. Yo te alabaré y exaltaré por Tú intervención. En el nombre de Jesús, amén.
Alabanza: Creeré, Tercer Cielo – https://www.youtube.com/watch?v=E4IQj5y26Hs
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