“Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. (Marcos 8:38)
La vergüenza es un sentimiento que se hace presente por una de tres razones. Cuando:
- Hacemos algo que no está en armonía con los estándares de conducta socialmente establecidos.
- Cometemos algún acto impropio que entra en conflicto con nuestros patrones morales.
- Consideramos que alguien ha faltado y no estamos dispuestas emocionalmente a identificarnos con él o ella.
Cuando algún conocido o pariente quebranta descaradamente las buenas costumbres o normas convencionalmente aceptadas, sufrimos la vergüenza ajena por lo que esa persona ha hecho, representa o manifiesta.
Pero: ¿qué hay de indigno en Jesús para que nos avergoncemos de él? ¿Por qué hay tantas que desprecian la idea de ser identificadas con él en público? Si hay alguien digno que haya caminado sobre la faz de la tierra es precisamente el Señor Jesucristo. No había nada malo ni impuro en él, nada pecaminoso, nada de lo que avergonzarse; el Verbo hecho carne, el Dios tres veces Santo, la santidad en grado superlativo, y la excelencia moral en su máxima expresión.
Sin embargo, mientras muchas se avergüenzan de él, se sienten orgullosas de identificarse con tal o cual político mentiroso, con tal o cual filosofía engañosa, con tal o cual sistema de pensamiento o régimen social, con tal o cual artista inescrupuloso o deportista desvergonzado. A éstas Jesús advierte: “El que se avergonzare de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de él en aquel día, cuando venga con toda su gloria y con los ángeles de su poder.”
Tú que te avergüenzas de Jesús ¿te crees digna de heredar la vida eterna? Pues te diré que primero debes honrar y reconocer a Cristo en tu vida y delante de los hombres. El es el único verdaderamente digno de nuestra admiración, alabanza y adoración.
Oración: Padre perdóname por avergonzarme de Cristo delante de los incrédulos, cuando es de ellos de quien yo me debiera avergonzar. Me propongo levantar Tu nombre en alto, gústele a quien le guste o moléstele a quien le moleste. En el nombre digno y santo de Jesús, amen.
Alabanza: Digno y Santo, DMontero/KJobe – https://www.youtube.com/watch?v=vJOH4n-FTV0
Carmen García de Corniel para Maestras del Bien ©2017 – Derechos reservados www.maestrasdelbien.org