“¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado. (Apocalipsis 15:4)
El reconocimiento de la santidad y magnificencia de Dios nos lleva, no meramente a cantarle, sino a glorificar su nombre en toda nuestra vida. Glorificar a Dios es el producto y la consecuencia natural de temer a Dios.
Según la observación certera de Geoff Thomas, “el temor del Señor entre los creyentes y las conversiones, son las evidencias de un ministerio saludable y bendecido por Dios”. Estos fueron los distintivos que se evidenciaron en la iglesia primitiva como respuesta natural de las personas al mensaje del evangelio, y el mover santificador de Dios.
- “Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron”. (Hch 5:1)
- “Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas”. (Hch 5:11)
- “Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo”. (Hch 9:31)
- “Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús”. (Hch 19:17)
Pedro entendía que el temor de Dios debía caracterizar la vida del creyente. “Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación” (1 Pd 1:17).
El temor de Dios es lo que produce en nosotras una vida digna, y opuesta a la del hombre irregenerado. De este dice Romanos 3:18 que: “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. Así pues quien no tiene temor de Dios, es porque no conoce a Dios, y esto se evidenciará por una vida caracterizada por la liviandad, la indiferencia espiritual y el pecado. Mas quien le teme levantará en alto el nombre de Jesús y se abstendrá de practicar el pecado.
Amadas, el temor de Dios:
- No es algo opcional para algunos creyentes, sino fundamental para todo el que profesa a Cristo como su Señor y Salvador
- Es la única manera de relacionarnos con un Dios infinitamente santo
- Es la marca esencial del cristianismo genuino y
- La base de la adoración que Dios aprueba
Pues, “¿quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre?”
Oración: Padre perdónanos por nuestra ausencia de temor. Perdónanos por elevar canción en tus atrios que hablan mas de nosotras que de Cristo y su obra redentora. Perdónanos por usar Tu precioso nombre en vano y relacionarnos comodamente con el pecado, y con lo santo como si fuera algo común y corriente. ¡Perdónanos Señor! En el nombre santo de Jesús, amén.
Alabanza: Hermoso Nombre, TWICE – https://www.youtube.com/watch?v=sdU-I41aDvU
Violeta Guerra para Maestras del Bien ©2017 – Derechos reservados www.maestrasdelbien.org