«Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte. Que no sean calumniadoras ni esclavas del vino, sino maestras del bien. Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada«. (Tito 2:3-5)
Los hijos son un hermoso regalo de Dios, una bendición de incalculable valor. Son pequeñas y tiernas criaturas que Jehová ha puesto en nuestras manos para cuidarlos, protegerlos, suplirles sus necesidades físicas, emotivas e intelectuales y para guiarlos principalmente hacia él. Pero… el cambiante mundo de hoy, la falta de los verdaderos valores morales en nuestros días, la carencia de padres sabios y responsables, y la sociedad de consumo que nos arrastra a estar más y más fuera del hogar, hacen que cada vez sea más difícil lograr esta importante misión.
Así pues, si no queremos fallar ante Dios en la tarea encomendada y si anhelamos tener hijos que sean alegría y no tristeza, debemos:
1- Estudiar habitualmente la Palabra de Dios con Ellos desde que están bien pequeños, leyéndole historias bíblicas, ensenándoles versículos de memoria y guiándoles en el camino del Señor. Ellos deben de ver a través de nuestras propias vidas con palabras y hechos a Jesús; el Dios amoroso, fiel y Salvador. Todo lo que un niño aprende en sus primeros años de vida quedará impreso en su corazón para siempre.
2- Enseñarles la importancia y el poder de la oración. Al levantarnos, al acostarnos, al sentarnos a la mesa y en toda nuestra vida, deben aprender el valor de comunicarnos diariamente con Dios.
3- Mostrarle el valor de ir cada semana al templo a rendir adoración a Dios y escuchar su Palabra.
4- Amarlos con la misma intensidad con que los corregimos y hacerloa tiempo.Proverbios 13:24 dice: “El que no aplica el castigo aborrece a su hijo; el que lo ama, lo corrige a tiempo”. Desde pequeños tienen que sentirse amados y aceptados tal cual son, a través de manifestaciones de entrega, amor y cariño pero de igual manera deben también saber que hay una mamá y un papá prestos a corregirles, sin abusar de su autoridad, cuando comentan una falta.
5- Formar su carácter. Desde temprana edad debemos enseñarles a ser honrados, íntegros, generosos, misericordiosos, rectos, decentes, diligentes, a tener respeto por los demás y a ser perdonadores.
Una Maestra del Bien amará a su hijo invirtiendo tiempo para formarlo para Gloria de Dios y alegría de sus padres. Recuerda… Dios nos ha regalado hijos para que sean bendición y para eso necesitamos guiarlos por el buen camino, entrenarles sabiamente y enderezar con corrección su sendero cuando sea necesario.
Oración: Gracias Señor por la bendición de ser mamá. Enséname a formar el corazón de mis hijos y guiarlos en Tus caminos. Que al llegar a Tu presencia sea aprobada en esta tarea que me encomendaste. Por Jesús, Amén.
Alabanza: Temprano Yo Te Buscaré, MWitt/JAR – http://www.youtube.com/watch?v=ysSEuHiuT3E
Violeta Guerra para Maestras del Bien – ©2017 Derechos reservados www.maestrasdelbien.org –Publicado originalmente 9/22/2013