“Les daré corazón para que me conozcan” (Jeremías 24:7).

La mayor necesidad del creyente es conocer a Dios. No es suficiente con saber de Él, es necesario conocerle. El saber tiene que ver con la mente, el conocer tiene que ver con la vida. Dios tiene interés en que le conozcamos, por eso dice que Él va a dar a los Suyos un corazón capaz de conocerle, de vincularse a Él y de relacionarse con Él.

Ese conocimiento alcanza cada momento de nuestra vida. En los alegres, necesito conocer a Dios, pero también necesito hacerlo en los tiempos de dificultades, cuando los recursos humanos no sirven y la zozobra inunda el alma. En esos tiempos Dios trabaja en el corazón para que le conozcamos en toda la dimensión de la palabra. Este conocer a Dios trae profundas consecuencias en nosotros. Conduce a un nuevo enfoque de la vida. No piensa con amargura en lo que pudo haber sido, sino en lo que es. Las pérdidas que sufre y la cruz que lleva dejan de inquietarlo. Lo que ha ganado en el conocimiento de Dios elimina de su mente todas las cosas. Conocerlo en medio del sufrimiento y de las lágrimas conduce a una experiencia de paz al sentir la presencia de Él y saber que está en el control de todo.

Rodeados de dificultades, quien entra en esta experiencia de conocimiento puede decir como el salmista. “Gustad y ved que es bueno Jehová; dicho el hombre que confía en Él” (Sal 34:8). En muchas ocasiones las pruebas permitidas por el Señor, nos llevan al límite para que aprendamos a confiar en Él y conocerle mejor. Al final de la senda de la dificultad podremos decir como Job: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (Job 42:5). Ese camino difícil va a traer como consecuencia que Dios deja de ser una teoría mental, para convertirse en una provisión donde podemos descansar confiadamente. Ahí, poco a poco, vamos sintiendo la grandeza de Su amor, y el corazón empieza a experimentar el aliento, porque si Él dio a Su Hijo ¿cómo no nos va a dar aquello que nos es conveniente? ¿Cómo va a permitir algo que no sea conforme a Su propósito benéfico para nuestra vida?

Quien conoce a Dios sabe que en Él hay refugio provisto y luego, cuando el tiempo de la prueba pase, podrá dar testimonio de esa bendición, mientras dice: “Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré” (Sal 63:7). Descubre que en ese conocimiento adquiere una nueva manifestación de paz. La experiencia de conocer a Dios lleva siempre a poder decir: “En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron” (Sal 9:10). Quien conoce a Dios alcanza una profunda calma personal, porque escucha al Señor: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios”, para añadir: “Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob” (Sal 46:10-11). Pide a Dios que en este día te permita la bendita experiencia de conocerle más. Dile conmigo en medio de las pruebas…

Oración: Señor, necesito un corazón capaz de conocerte para poder esperar el futuro gozoso que traerá en mi vida esta relación personal contigo. Amén.

Alabanza: Conocerte Mas, Julissa  –https://www.youtube.com/watch?v=d3XRC4EDx9w

Samuel Perez Millos, Ministerio Aliento – Derechos Reservados ©2017 www.Maestrasdelbien.org

Compartir
Artículo anteriorBrújulas
Artículo siguiente¡Que Gracia!

Warning: A non-numeric value encountered in /home/customer/www/maestrasdelbien.org/public_html/wp-content/themes/Newspaper/includes/wp_booster/td_block.php on line 1009