Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”. (Mateo 2:1-2)

Hay algo en común en la muerte y el nacimiento de Jesús… Mientras los poderosos seguían su agitado curso, bebían y dormían, ¡los fieles y humildes estaban postrados a los pies del Salvador!

Humilde es la palabra que describe también la entrada del Señor y Majestad de los cielos, en la tierra. Nacido de una joven común y corriente pero pura, e hijo adoptivo de un joven simple y pobre pero íntegro. Así fue su nacimiento; padres humildes, en un establo, en el campo, bajo las estrellas y en medio de animales.

Filipenses 2:6-8 describe a Jesús así: el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.

Jesús siendo Dios escogió ser siervo, y siendo Rey del universo se humilló a sí mismo. ¡Cuán antinatural es a nuestra naturaleza pecaminosa el humillarnos! Deseamos ser exaltadas, ser servidas y dar órdenes. Mas Jesús se humilló a sí mismo, tomó forma de siervo y se hizo obediente hasta la muerte.

Humillarse es ser como Jesús. Tener una actitud de sierva es seguir su ejemplo y ser obediente es obtener el favor de Dios Padre. Filipenses 2:9 nos dice que el resultado de la humillación de Jesús: Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”.

Llegará el día en que quienes lo ignoraron, no se humillaron ante él y hayan permanecido con corazones erguidos, tendrán para su desdicha que doblar sus rodillas y confesar que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre (Fil 2:10-11).

Amada, hay recompensa en tener el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús. Atiende a la invitación de ser como él y humillarte. Reconoce su soberanía y autoridad. Y despójate de tu orgullo y suficiencia, para que a Su tiempo, a semejanza de Cristo, seas exaltada.

Oración: Padre gracias porque Jesús es el Señor. Ayúdame a ser como él y seguir su ejemplo. Gracias porque por humillarse hasta lo sumo, luego Tu le diste un nombre que es sobre todo nombre. Postrada lo adoro. ¡Exltado sea por siempre! amén.

Alabanza: Jesús Es El Señor, JAR – https://www.youtube.com/watch?v=Gix80UXdxTc

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